Quiero lo que tengo. Casi nada. Así de sencillo y así de complicado. Pero repito que quiero lo que tengo, porque me ha costado casi media vida poder hacer esta afirmación estando totalmente convencida de que es, no sólo cierta sino necesaria para mi bienestar.
Quiero todo lo que me ha ocurrido en los últimos años, el desapego, las despedidas, las lagrimas y los aeropuertos. Quiero los partos con dolor y los presupuestos de veinticinco folios. Las prisas, los deberes de los niños, las juergas con mis amigas de la infancia y los restos de maquillaje mientras desayuno.
Quiero las peleas mañaneras, los fiascos financieros, los besos robados, los autobuses de línea y un cafe reconfortante acompañado de nada. Quiero mi vida, la que me quise quitar y la que casi me quitaron. La quiero porque es mia. La quiero porque me quiero.
Quiero todo lo que tengo. Ahora lo se. Esto es vida.